


Un buen vino cotidiano es aquel que podemos tomar a diario y, sin embargo no caer en el cansancio. El éxito de este vino radica en dos variables: su precio asequible, que nos permite recurrir a él muy a menudo sin que se resienta nuestro bolsillo; y su versatilidad, es decir, que no sea tan especial que nos haga caer en el cansancio al volver a él por segundo o tercer día consecutivo.
En España el vino tiene una extraordinaria relación calidad precio, cosa que no ocurre en otros muchos países. Y el mundo del vino está lleno de vinos cotidianos, que te hacen disfrutar de la comida o del aperitivo, sin que tengan que convertirse en el epicentro de la mesa.
(Esta nota está entresacada de un artículo publicado en la guía Peñin, cuyo autor es Javier Luengo: Javier Luengo(@JavierGuiaPenin)
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