


La maceración carbónica es un proceso fermentativo en el cual los racimos de uvas pasan a los depósitos enteras, sin despalillar y en una atmósfera muy pobre en oxígeno, menos del 1%. Se introducen en un depósito los racimos enteros y sanos de las uvas, donde estas comienzan un proceso de fermentación intracelular. Esto puede conseguirse con el propio CO2 que desprende el mosto de las uvas que se aplastan en el fondo del depósito cuando comienzan a fermentar, de modo que las bayas rompen desde dentro antes de ser prensadas.
Este proceso dura unos siete días y después se pasa a prensar las uvas y fermentar el vino de manera tradicional.
De esta forma conseguimos vinos muy aromáticos y frescos que son la alegría de cualquier mesa.
Este proceso para elaborar vino es muy delicado y supone una serie de cuidados en la elaboración muy importantes.
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Maceración carbónica
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Eneas, de Muga

Parece ser que a Don Isaac Muga, ya retirado hace años, le gusta este vino joven de maceración carbónica y todos los años la bodega llena un depósito de 5.000 litros para elaborar el vino que quiere el patriarca.
Extraen el mosto, lo maceran y lo ponen a fermentar para dárselo a probar a D. Isaac y, si es de su agrado (cosa que no ocurre todos los años), embotellan el vino dándole las botellas que vaya a consumir durante un año y el resto lo ponen a la venta. En caso de que no le guste el vino se mezcla con otros, con otro destino y otros procesos posteriores.
Así que nos encontramos con un vino joven que ha sufrido un proceso de selección muy exigente y que no podremos encontrar todos los años.
Antes de pasar a su descripción comentaré otra anécdota de la familia Muga: en un reportaje que vi hace años sobre las bodegas de Haro salía un bodeguero (que creo que era Manuel Muga) quien afirmaba que todas esas cosas que se dicen ahora sobre si el vino sabe a tal cosa o huele a tal otra solo son tonterías: el vino tiene que oler a vino y saber a vino y solo hay dos tipos de vino, el bueno y el malo.
Con estos antecedentes, este es un que al servirlo muestra un color limpio que forma un ribete de burbujas y desprende un olor característico que desaparece en poco tiempo para dejar paso a un aroma sin ningún defecto y con total carencia de sabores a macedonia y menos aún a tabaquismo, tan solo el aroma que nos evocan las uvas. En boca es fresco, sabroso y pleno, dejando una sensación que invita a seguir bebiendo.
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Primero, de Fariñas.
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En la web de la bodega indican que corría el año 1995 cuando un cliente holandés encargó a Manuel Fariña un vino elaborado al estilo del beaujolais noveau. No quería comprarlo a los franceses como protesta por las pruebas atómicas que su país estaba realizando en el atolón de Mururoa. Y así nació el primer vino elaborado por el tradicional método de maceración carbónica en Toro, donde se despalillan los racimos.
En sus primeros años, su etiqueta reproducía una obra de arte que la bodega encargaba a un artista, pero desde el año 2006 la obra que ilustra la etiqueta es la ganadora de un Concurso Nacional de Pintura abstracta que organiza anualmente la bodega.
Color limpio e intenso de vino joven, rojo con ribete violáceo adornado con las burbujas propias de la maceración carbónica. Aroma a uvas y a vino. Al entrar en la boca produce una sensación de viveza que pronto se apacigua dando paso a una sensación de frescura y dejando un sabor ligeramente salado de recuerdo agradable. Un buen vino.