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Piel de animales.

Los envases realizados con la piel de animales fueron utilizados desde tiempos prehistóricos pues nuestros antepasados adquirieron la habilidad de curtir pieles, para hacerlas más flexibles y duraderas, aplicando taninos extraídos de diversos árboles. Estos envases iban empegados en su interior por lo que en muchas ocasiones transmitían al vino gusto a pez y olores y sabores desagradables.

 

Materiales cerámicos.

Los recipientes construidos con materiales cerámicos son utilizados desde la antigüedad. En la zona centro de España se ha utilizado un recipiente de barro, denominado tinaja, como recipiente o envase para la fermentación y conservación de los vinos.

Sus mayores inconvenientes son su fragilidad, la dificultad y coste de su transporte y que durante su utilización se pueden rajar y derramar el vino. Su mayor ventaja es que el barro de la tinaja transpira y, por la evaporación del agua, se produce el enfriamiento de la pared del envase.

 

Mampostería de piedra.

Los envases construidos con mampostería de piedra fueron también utilizados desde épocas antiguas para la construcción de depósitos de vino. El problema es que para que sean impermeables necesitan estar recubiertos en su interior con un enlucido, aparte de que tiene que haber piedra en la zona para posibilitar su construcción. Por ello, no son envases comunes en las antiguas construcciones de bodegas.

 

Hormigón.

El hormigón ha sido un material tradicional en la construcción de depósitos para contener vino. Están datados depósitos construidos con hormigón romano en los primeros siglos de nuestra era, encontrados en excavaciones de villas romanas. A finales del siglo XIX y principios del XX comenzó en España la construcción de nuevas bodegas, principalmente bodegas cooperativas, que emplearon en exclusiva el hormigón armado para la construcción de depósitos.

La aparición de coqueras en el suelo, por disolución del hormigón mal fraguado o mal dosificado y debido al pH ácido del vino y el anhídrido sulfuroso, producía una cesión al vino del calcio del hormigón y hierro de las armaduras que causaba una falta de estabilidad físico-química de los vinos. La utilización de recubrimientos con resinas de epoxi a partir de la década de los setenta del siglo pasado y las dosificaciones actuales de los cementos han resuelto este problema y han hecho que la utilización de depósitos de hormigón armado prefabricados, de pequeño volumen, máximo 15.000 litros y con distintas formas, paralepípedo, tronco de pirámide, oval, etc, sea una tendencia en bodegas.

Como ventaja, los depósitos de hormigón tienen gran inercia térmica que favorece el mantenimiento de la temperatura del vino lo cual facilita la realización de la fermentación maloláctica. El problema de disipar el calor, producido durante la fermentación alcohólica se resuelve con facilidad, en la actualidad, mediante el empleo de cambiadores de placas de acero inoxidable introducidas en el interior del depósito.

 

Madera.

Los envases construidos con madera de diferentes tipos han sido utilizados desde el comienzo de nuestra era, para el transporte y almacenamiento de vino. La madera más utilizada ha sido la obtenida de robles blancos (quercus petraea, quercus pedunculata y quercus alba) por sus características morfológicas y por ser una madera con gran número de radios medulares, lo que hace que sea muy impermeable si las piezas de madera (duelas) se obtienen siguiendo una dirección paralela a los radios medulares. A lo largo de la historia también se ha utilizado en tonelería otras maderas como castaño, haya y cerezo.

Tradicionalmente, se efectuaba un ligero tostado durante la operación de domado de la barrica, pero partir del final de los años 70 se realiza una operación específica de tostado, más o menos intenso, con el fin de lograr la aparición de determinados compuestos aromáticos.

El mayor problema de la utilización de la madera es que debido a que su superficie es muy porosa, es muy propicia a que en su interior se desarrollen mohos filamentosos que pueden conferir al vino mal gusto, gusto a moho. Los envases de madera deben estar siempre llenos de vino y, en el caso de que esto no ocurra, mantener los envases limpios y secos, con un buen nivel en su atmósfera de anhídrido sulfuroso.

En función de su forma y tamaño, se pueden encontrar diferentes tipos de envases de madera utilizados en enología, tales como cubas, tinas, pipas, bocoyes, fudres o barricas.

 

Poliéster reforzado con fibra de vidrio.

Uno de los últimos materiales incorporados a la fabricación de envases para vino fue el poliéster reforzado con fibra de vidrio (PRFV). En España se comenzó a utilizar este material a partir de los años sesenta, utilizándose para almacenamiento de vino, en depósitos isotermos para la estabilización y para nodrizas de la línea de embotellado y, muy rara vez, en la construcción de depósitos de fermentación.

El problema de la utilización de estos depósitos es la cesión al vino de sustancias plastificantes, si el poliéster no está bien polimerizado y se produce la separación de las diferentes capas de poliéster-fibra de vidrio, defecto al que se denomina "lepra".

 

Envases metálicos.

Los envases metálicos son en la actualidad los más utilizados, tanto para la elaboración como para la conservación de los vinos. Históricamente se han construido con chapa de acero al carbono pero en la actualidad se construyen con chapa de acero inoxidable casi de forma exclusiva.

Las grandes ventajas de la utilización de depósitos de acero inoxidable son la gran resistencia a la corrosión, la colocación de un cambiador de calor de doble pared por el que puede circular agua fría o caliente para parametrizar la temperatura del líquido contenido en el depósito (esta doble pared se denomina coloquialmente “camisa”) y su gran durabilidad y escaso mantenimiento.

Los inconvenientes de los depósitos de acero inoxidable son su poca inercia térmica (provoca un rápido enfriamiento de los vinos después de su fermentación alcohólica lo que puede desencadenar en la no realización de la fermentación maloláctica, en el caso de la vinificación de vinos tintos), que pueden presentar problemas de conservación debido a fuertes corrosiones en presencia de un contenido elevado de cloruros en el agua de proceso.

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Captura de pantalla 2020-09-28 a las 18.
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La piel de animales ha sido utilizada hasta hace poco para contener vino, tanto por bodegueros como por distribuidores de granel (odres) y particulares (botas).

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Ahora, de la mano de la biodinámica, ha llegado el tanque ovoide, o depósito de huevo.

La biodinámica es una doctrina esotérica que cree en el efecto de energías cósmicas sobre las plantas y animales concibiendo la granja como un único organismo. Cree fervientemente que la forma ovalada aprovechará eficientemente las energías terrestres y cósmicas, dando como resultado un producto en equilibro con el entorno físico y espiritual.

El vino es diferente. Debido a las fuerzas de movimiento de la tierra y, probablemente otras del cosmos, el vino está en movimiento todo el tiempo de arriba a abajo y hacia los lados, aumentando el contacto con sus lías y por lo tanto realizando un batonage natural; los taninos son más suaves y aumentan o se mantienen los aromas florales…Y otras cosas muy buenas.

Las opciones con las que se fabrican los huevos son: cemento, piedra, hormigón, cerámica y “cocciopesto” (mezcla de fragmentos de viejas tejas y ladrillos, convertidos en polvo, con cal y agua para obtener un revoque granuloso y coloreado)

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