


Navegando por Internet leemos: “La principal diferencia entre vendimia nocturna y vendimia diurna es que una se realiza de noche y la otra de día, claro está”.
Esta obviedad merece una explicación ya que cada una de estas modalidades de vendimia, aporta a la elaboración del vino ciertas ventajas y, dependiendo del resultado que queramos obtener, vamos a elegir un método u otro.
Se escoge hacer vendimia nocturna en aquellas zonas en las que la diferencia de temperatura entre el día y la noche es considerable. La baja temperatura nocturna, nos va a permitir recoger la uva con el proceso de maduración poco activo al estar más fría. Su temperatura va a evitar también que se rompa menos a la hora de manipular el fruto y vamos a conseguir controlar el proceso de fermentación que podría comenzar descontroladamente a una temperatura más alta. Además, controlando el proceso de fermentación y recogiendo la uva más fría, nos aseguramos de que el vino resultante tenga un contenido alcohólico más bajo, cosa que no pasaría si la temperatura fuera más alta.
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La vendimia nocturna suele hacerse con maquinaria, debido a su dificultad para hacerlo de forma manual por la falta de luz. Es rápida y a pesar de las dificultades propias de la noche, no suele llevar mucho tiempo.
Llevar a cabo esta vendimia con máquinas implica que, además de las uvas, puede haber hojas, residuos varios, e incluso, granos rotos. Algo que obliga, forzosamente, a que el transporte de la uva a la bodega se realice en un plazo de tiempo muy corto.
La vendimia diurna en cambio, si se realiza de forma manual, supone mucho más trabajo y esfuerzo y una labor más dilatada en el tiempo, pero sin duda es el mejor método si queremos obtener vinos de gran calidad. Escogiendo cada racimo de forma manual vamos a seleccionar aquellas uvas perfectas, las de mayor calidad para elaborar nuestros vinos. Con mimo y con criterio.


La diferencia fundamental entre la vendimia manual y la vendimia mecanizada es que, en la primera, los racimos son cortados en su totalidad; mientras que, en la segunda, las máquinas desprenden las uvas de los racimos dejando en la planta únicamente el raspón, es decir, el esqueleto del racimo. Las máquinas vendimiadoras pasan por encima de las cepas y hacen vibrar a las plantas, haciendo que las uvas se separen de los racimos y caigan a una especie de mini tolva.
Una de las mayores desventajas de la vendimia mecanizada es que hay más posibilidades de que las uvas se rompan, se libere mosto y éste comience a fermentar de forma incontrolada; favoreciendo oxidaciones y cambios en los compuestos fenólicos que tienen las uvas. En este sentido, es habitual que las bodegas decidan vendimiar mecánicamente por la noche con el fin de aprovechar las bajas temperaturas y que la uva llegue fresca a la bodega lo más intacta posible. En los últimos tiempos, las máquinas de vendimiar presentan cada vez una tecnología más puntera que consigue preservar mejor la calidad de las uvas.
Por otro lado, una de las ventajas de la vendimia mecanizada es la recolección de la uva de forma rápida y en su momento óptimo de maduración. Conseguir esa celeridad con mano de obra es algo casi impensable, pues supondría un gasto enorme para las bodegas.