


El portainjerto, patrón o pie, es la estructura vegetal sobre la cual va injertada la variedad, clon o el cultivar. En su conjunto, el portainjerto y el injerto constituyen un nuevo individuo.
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El uso de portainjertos se masificó a partir de la segunda mitad del siglo XIX tras la introducción de la filoxera en Europa desde Norteamérica y su utilización se ha extendido hasta la fecha, debido a que las variedades de vid cultivadas en el mundo provienen principalmente de la especie vitis vinifera, la cual es sensible al ataque de filoxera y a nematodos fitoparásitos. Las variedades de esta especie pueden protegerse de estas plagas injertándolas sobre portainjertos que han sido originados a partir de especies de vid americanas (no viníferas) e híbridos resistentes. Además la hibridación de varias especies de vides americanas con diferentes aptitudes agronómicas ha proporcionado una serie de portainjertos capaces de adaptarse a diversos tipos de climas y suelos que se pueden usar para tolerar algunos estreses abióticos, como la sequía, el exceso de agua y la salinidad en el viñedo. De hecho, en algunos países libres de filoxera, como Chile y regiones de Australia, se utilizan portainjertos para solventar problemas de nematodos y estrés abiótico.
Diversos estudios han demostrado que los portainjertos pueden modificar el crecimiento vegetativo, el rendimiento y la calidad de la fruta, así como también la del vino, aportando o reforzando la calidad aromática y otras características organolépticas.